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19 de abril-Día del Indio Americano

19 de abril

Día del Indio Americano

Cuando en mayo de 1810 se formó el primer gobierno que abrió el camino a la organización de la Argentina como nación independiente, habían pasado casi 300 años desde el comienzo de la fundación de ciudades por los españoles, a partir de la llegada al actual territorio argentino de la expedición de Juan Días de Solís en 1515. Solís, como después Magallanes y quienes exploraron las tierras y las costas en nombre de la Corona española, se encontraron con seres humanos que los habían precedido en el descubrimiento y el poblamiento de las extensas superficies que se extendían ante sus miradas maravilladas.

Esos pobladores también habían llegado hasta aquí desde el norte. Atravesaron el estrecho de Bering y pasaron de Siberia a Alaska En el transcurso de unos 18 mil años, a lo largo de seiscientas generaciones, alcanzaron el sur del continente. A ellos se sumaron los navegantes que viajaron por mar a la costa del Pacífico, desde la Polinesia.. Son los pueblos que están desde el origen, pueblos originarios, aborígenes americanos. En su lenta expansión sufrieron importantes cambios. En algunas zonas del continente lograron alcanzar un gran desarrollo -los pueblos mayas, aztecas e incas.  Los grupos –pueblos o tribus- que habitaban el suelo argentino, a la llegada de los españoles, en los primeros años del siglo XVI, en su mayoría aún conformaban culturas nómadas. Los fueguinos habitaban las islas y Tierra del Fuego y eran pueblos canoeros, cuyas familias principales eran los yaganes y alakalufes Entre los situados en el sur, chónki, las familias principales eran los tehuelches, teuesch y onas, que se llamaban a sí mismos seiknam, mientras que los del norte, eran los puelche-guénaken.

Los pampas primitivos existieron mucho tiempo antes de la llegada de los españoles, dispersos en la región pampeana. El hábitat sirvió para su denominación. A principios del siglo XVIII comenzó su extinción, cuando fueron reemplazados por conglomerados de mapuches o araucanos procedentes de Chile. La suplantación fue gradual y más o menos lenta.

Los querandíes habitaban en la zona que tenía por centro el territorio de la actual ciudad de Buenos Aires, llegando por el norte al río Carcarañá, por el este al mar y al Río de Plata, por el sur hasta más allá del Salado bonaerense, y por el oeste hasta el pie de la Sierra Grande, en Córdoba. Fueron subdivididos en dos grandes grupos: los taluhet que ocupaban la pampa húmeda; y los diuihet en la parte occidental y meridional, que habitaban la pampa seca.
Al grupo que habitó la zona comprendida entre el sur de la provincia de La Pampa, el extremo sur de la provincia de Buenos Aires y Río Negro se lo llamó puelches, que significa «pueblos del este». Se habla así, de puelche-guénaken, para designar al grupo de pobladores primitivos. Encarnizados defensores de su tierra frente a los conquistadores, los mapuches se extendían a lo largo del territorio chileno. Su capacidad para hacer frente aumentó al adoptar el caballo, que obtuvieron primero cambiándolo por mantas y tejidos a los pampas, y luego, atravesando la cordillera para conseguirlo. Así ocuparon las llanuras argentinas e impusieron su lengua y costumbres a pampas y patagones. Esto ocurrió durante el siglo XVIII, siendo los mapuches los últimos indios que se establecieron en el actual territorio de la Argentina. Las poblaciones primitivas del litoral fueron canoeros de origen mesolítico, procedentes de la Patagonia. Su migración tuvo lugar hace tres mil años. A la primera migración patagónica se agregaron otras de cultura superior, que trajeron la cerámica. Los arawak o arahuacos corresponden a la cultura neolítica y es posible que recibieran influencias andinas; en el Litoral también se establecieron grupos guaraníes, en el Delta y en la desembocadura del Carcarañá, y desde allí irradiaron su influencia poco tiempo antes de la llegada de los españoles. Los charrúas del primer período se dedicaban a la caza de venados y ñandúes. Recolectaban también frutos silvestres, huevos de ñandú y cogollos de ceibo. Los guaraníes, rama meridional de la familia tupí-guaraní, se extendían desde el Amazonas hasta el Río de la Plata. En el momento de la conquista habitaban parte de las islas del Paraná, el norte de Corrientes, el litoral de Misiones y parte de Salta. La región que dominaban no era muy extensa; sin embargo, tuvieron mucha importancia porque, al ser utilizados por los colonizadores y misioneros como guías e intérpretes ante los demás indios, difundieron sus costumbres entre los indígenas, como así también entre los españoles. En tierra argentina ocupaban una pequeña parte del Chaco salteño, en la zona de Orán; allí se superpusieron a los chanás, pueblo arawak Los chiriguanos se llamaban a sí mismos avá, o sea, hombres. Los wichis vivían al oeste del Chaco y Formosa, y al este de Salta. Los pilagás son los únicos guaycurúes que conservan todavía en gran parte una cultura autóctona; habitan en la parte central de Formosa, sobre la margen derecha del Pilcomayo, en la zona anegadiza del estero Patiño. En la zona de Neuquén y el sur mendocino vivían los pehuenches antiguos y los puelches algarroberos y puelches de Cuyo, culturas protopehuelches de cuatro a cinco mil años de antigüedad. Los huarpes ocupaban la parte norte de Mendoza, el sur de San Juan y una extensión importante en el noroeste de San Luis. La influencia incaica se extendió hasta la zona de Cuyo, donde los huarpes adoptaron las técnicas agrícolas y los sistemas de riego incaicos.
Los indios tonocotés ocupaban la región de los ríos Dulce y el Salado, donde fue fundada la ciudad de Santiago del Estero. Comechingones y sanavirones habitaban en la región serrana de Córdoba, extendiéndose por el sur de Santiago del Estero y parte de San Luis. Entre las numerosas tribus de la zona montañosa sobresalían los diaguitas y los calchaquíes, que habitaban en los valles de Salta, Catamarca y La Rioja. También los omaguacas disputaron sin cuartel el dominio de su tierra a los españoles.

En gran medida los habitantes de los pueblos originarios se mestizaron con los españoles y dieron origen al criollo. En otros casos, la organización económica y el dominio de la tierra impuestos por los nuevos y poderosos pobladores europeos, significó la exigencia de cambios que no fueron aceptados por los pobladores originarios. La extinción como pueblos no se produjo por inserción sino por persecución y muerte, como en el caso de los onas.

En la reforma de la Constitución de 1994 se modificó el mandato al congreso de procurar el trato pacifico con los indios y procurar su conversión al catolicismo, como registraba el mandato del constituyente de 1853, por el de

Reconocer la preexistencia étnica y cultural de los pueblos indígenas argentinos. Garantizar el respeto a su identidad y el derecho a una educación bilingüe e intercultural; reconocer la personería jurídica de sus comunidades, y la posesión y propiedad comunitarias de las tierras que tradicionalmente ocupan; y regular la entrega de otras aptas y suficientes para el desarrollo humano; ninguna de ellas será enajenable, transmisible ni susceptible de gravámenes o embargos. Asegurar su participación en la gestión referida a sus recursos naturales y a los demás intereses que los afecten. Las provincias pueden ejercer concurrentemente estas atribuciones.”

Los aborígenes son descendientes de quienes habitan este país hace miles de años. Aspiran justamente a que sus derechos humanos sean plenamente reconocidos y a que sus pueblos no desaparezcan.

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