Site icon

9 de Julio La Independencia de Sudamérica

La independencia de Sudamérica

 

En los primeros meses de 1816 la situación era muy complicada para los patriotas que, entre 1810 y 1811, habían declarado la independencia de los pueblos que habían sido dominios de la corona española.  En México la revolución intentada por Morelos e Hidalgo no había podido consolidarse y el dominio español permanecía. Los españoles también habían recuperado sus bastiones en Venezuela y Nueva Granada. Bolívar  se trasladaba desde el exilio en Haití hacia la isla Margarita y desde allí planeaba iniciar la guerra para reconquistar la independencia, con una propuesta de unidad americana. Chile estaba nuevamente también en poder de los realistas, después de la derrota de los patriotas en Rancagua. En Lima continuaba el virreinato, al margen incluso de cualquier vaivén de revolución como había ocurrido en los demás países. El gobierno de los americanos sólo se mantenía en el sur del continente y con dificultades. No se había podido consolidar su dominio en el Alto Perú, donde luego del desastre de Sipe Sipe, a fines de 1815, los realistas se habían adueñado de la situación y amenazaban con avanzar sobre otras provincias. Paraguay,  luego de declarar su independencia de España en mayo de 1811, se mantenía aislada de las demás provincias, procurando mantenerse también libre de la intervención de los monarcas portugueses que gobernaban desde sus dominios de Brasil.

En Europa se había extinguido el dominio de Napoleón. Las monarquías habían iniciado la etapa de restauración. Entre ellas, la española: Fernando VII volvió al trono, dispuesto a desandar el camino liberal expresado en la Constitución de 1812 y a negociar el apoyo de las demás potencias europeas para restaurar su poder en América.

 

¿Se terminaba el sueño de la América libre? ¿Habría que aceptar el retorno al dominio español? ¿Habría que cambiarlo por el dominio de Inglaterra, tal como lo había propuesto Alvear un año antes, en 1815? En medio de estas dificultades, las provincias eligieron sus diputados al Congreso de Tucumán con el propósito de consagrar el camino de independencia iniciado en 1810  Lamentablemente no estaban representadas todas las provincias. La Banda Oriental, Santa Fe, Entre Ríos, Corrientes, el territorio de las Misiones, habían realizado su Congreso de Oriente un año antes y declarado su condición de Pueblos Libres, pero no habían acordado su participación en el congreso a realizarse en Tucumán. Sólo Córdoba mandó sus diputados, aunque también había participado en el Congreso de los Pueblos Libres. Del Alto Perú había representantes de Cincha, Chuquisaca y Mixos. Las demás provincias de esa región no pudieron elegir, porque estaban bajo dominio realista. Además llegaron a Tucumán los diputados de Buenos Aires, San Luis, Mendoza, San Juan, La Rioja, Catamarca, Salta, Jujuy y los propios de Tucumán.  Ellos fueron los que el 9 de julio, hace 208 años, declararon solemnemente que las Provincias Unidas de Sudamérica eran libres e independientes de Fernando VII, sus sucesores y metrópoli y de toda otra dominación extranjera. No desconocían las dificultades a las que se enfrentaban. Manuel Belgrano, regresado de la misión que el Directorio le había encomendado junto con Rivadavia en Europa para presentar la situación de América y  obtener aceptación de la situación generada en las antiguas colonias españolas, informó a los diputados que los monarcas europeos no veían con ninguna simpatía estas propuestas de independencia, acompañadas de desórdenes y anarquía. Menos se aceptaba la idea de constituir repúblicas, como había ocurrido en las colonias inglesas del norte de América o como habían instaurado los antiguos esclavos de Francia en Haití.

 

Pero los patriotas decidieron seguir adelante. Consideraban que era posible la consolidación de la independencia si se lograba la emancipación del continente en conjunto. Confiaban en el ejército de los Andes que San Martín preparaba en Cuyo. Confiaban en los pueblos que resistían en el Alto Perú. Confiaban en la posibilidad de que los patriotas al mando de Bolívar pudieran triunfar en el otro extremo de la América del Sur.  Seguramente confiaban también que en Europa recobraran nuevo ímpetu las ideas de libertad,  igualdad y fraternidad. Que se aceptara el surgimiento de nuevas naciones independientes en este continente.

Felizmente no se equivocaron los representantes de las provincias reunidas el congreso de Tucumán, cuando declararon la independencia de las provincias unidas de Sudamérica. Como debemos también acertar hoy, al proclamar la unidad de los pueblos americanos, al descartar las actitudes de división, las conductas discriminatorias, las políticas que aceptan el yugo de la dominación imperial. El camino de independencia y de unidad, de progreso y de justicia social es ejemplo también bienvenido por los pueblos de otras partes del mundo, que aspiran a la consolidación de modelos nuevos. A recorrer el camino de independencia, de mayor equidad y de independencia, como lo proponen los movimientos populares en América Latina.  Tal como lo enseñaron las repúblicas americanas a los pueblos de los reinos europeos, doscientos años atrás.

 

 

 

 

Exit mobile version