Calendario de nuestro pueblo

1o de mayo: Día de los trabajadores y las trabajadoras

“…salen de sus celdas. Se dan la mano, sonríen. Les leen la sentencia, les sujetan las manos por la espalda con esposas plateadas, les ciñen los brazos al cuerpo con una faja de cuero y les ponen una
mortaja blanca como la túnica de los catecúmenos cristianos… abajo la concurrencia sentada en hilera de sillas delante del cadalso como en un teatro… plegaria es el rostro de Spies, firmeza el de Fischer, orgullo el del Parsons, Engel hace un chiste a propósito de su capucha, Spies grita que la voz que vais a sofocar será más poderosa en el futuro que cuantas palabras pudiera yo decir ahora… los encapuchan, luego una seña, un ruido, la trampa cede, los cuatro cuerpos cuelgan y se balancean en una danza espantable…”

Esta es parte de la crónica que el escritor cubano José Marti (hoy reconocido como prócer máximo en su país y en ese momento Corresponsal en Chicago del diario “La Nación” de Buenos Aires) hizo de la muerte en la horca de cuatro dirigentes obreros, conocidos desde entonces como “los mártires de Chicago”. Era el 12/11/1886 En noviembre de 1884 se celebró en Chicago el IV Congreso de la Federación Americana de Trabajadores. En él se propuso que a partir del 1o de mayo de 1886 se obligaría a los patrones a respetar la jornada de ocho horas y, si no, se iría a la huelga.
En 1886, el Presidente de los Estados Unidos, Andrew Johnson, promulgó la llamada Ley Ingersoll, estableciendo las ocho horas de trabajo diarias. Como esta ley no se cumplió, los sindicatos de Estados Unidos se movilizaron. Llegada la fecha, los obreros se organizaron y paralizaron el país productivo con más de cinco mil huelgas.
El episodio más famoso de esta lucha fue el suceso ocurrido el 4 de mayo de 1886 en la Haymarket Square (Plaza del Mercado del Heno) de Chicago: durante una manifestación contra la brutal represión de la huelga que había tenido lugar el 1o, una bomba provocó la muerte de varios policías. Nunca se pudo precisar cuántos asistentes a la reunión murieron, ni cuantos fueron los heridos. Se declaró el estado de sitio y el toque de queda, deteniéndose a centenares de obreros y dirigentes sindicales que fueron acusados de ser culpables de la masacre. Ocho militantes –algunos de ellos redactores del periódico alemán Arbeiter Zeitung – fueron acusados, juzgados sumariamente y condenados a morir en la horca. La sentencia se cumplió con Albert Parsons, August Spies, Adolph Fischer, Georg Engel, a quienes ejecutaron el 11 de noviembre. Louis Lings se suicidó en su celda A Michael Swabb y a Samuel Fielden les fue conmutada la pena por cadena perpetua, en tanto que Oscar Neebe se le cambió la sanción por 15 años de trabajos forzados.
En 1889 el Congreso de la Segunda Internacional reunido en París acordó celebrar el 1o de mayo de cada año el “Día Internacional del Trabajador”, en memoria de los hechos ocurridos en mayo de 1886 en EE.UU. La Argentina envió delegados a este Congreso: el alemán Wilhelm Liebknecht y el republicano francés Alejo Payret,. Ellos se abocaron a la tarea de organizar la manifestación de trabajadores en homenaje a “los mártires de Chicago” en Buenos Aires. Finalmente, el lugar elegido para la conmemoración del primero de mayo, fue el Prado Español, ubicado en lo que hoy es el barrio porteño de Recoleta. Era el año 1890.
El 30 de abril, grupos de trabajadores salieron a las calles a pegar carteles que anunciaban la realización del acto. Mientras la policía detenía a tres dirigentes, arreciaban las amenazas de despidos de quienes osaran participar de la reunión. A pesar de todo, a la asamblea en el Prado Español concurrieron entre 1500 y 1800 personas, según distintas fuentes.
Fue así que se redactó un manifiesto, dirigido a “todos los trabajadores de las repúblicas del Plata”, que declaraba, entre otras cosas, su apoyo por la jornada de ocho horas y por las mejoras en las condiciones de trabajo. Argentina contó con una fuerte actividad sindical desde fines del siglo 19 que la insertó en la lógica de estos reclamos mundiales por el respeto a los derechos de los trabajadores y las trabajadoras, sobre todo por condiciones dignas en los lugares de tareas, retribución justa y amparo social. La primera federación obrera argentina, la FORA, anarcosindicalista, se fundó en 1901, y la UGT (Unión General de Trabajadores), de extracción socialista, al año siguiente. En los primeros años del siglo 20 las conmemoraciones del 1o de mayo se hicieron con el signo de la lucha por las reivindicaciones básicas para los trabajadores. Desde 1946, durante la primera presidencia de Perón, el 1o de mayo fue una celebración oficial, con concentraciones masivas en la Plaza de Mayo organizadas por la Confederación General del Trabajo que también impulsaba numerosos actos en todo el país. Los discursos del presidente de la Nación, de Eva Perón y del secretario general de la CGT, desde el balcón de la Casa de Gobierno, junto con la elección de la Reina del Trabajo eran parte central de la celebración del 1o de Mayo. La fecha se conmemoraba también con gran solemnidad en los países del bloque socialista. Posteriormente la conmemoración del Día del Trabajador ha adquirido otras características, pero en la Argentina como en la mayoría de los países del mundo cada 1o de mayo, junto a los reclamos históricos del movimiento obrero, se celebra el trabajo.

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