21 de setiembre. Día del estudiante y la estudiante
Jóvenes
En este año celebramos cuarenta años de vigencia ininterrumpida de las instituciones democráticas. Ayer, 20 de setiembre, se cumplió un nuevo aniversario de la entrega del informe elaborado por la Comisión Nacional sobre Desaparición de Personas (la CONADEP), presidida por Ernesto Sábato. El contenido del informe es el resultado del trabajo de esta Comisión durante sus nueve meses de trabajo, desde que fue conformada por un decreto del Dr. Raúl Alfonsín, días después de asumir la presidencia de la Nación. El 20 de setiembre de 1984 el informe fue entregado al presidente Alfonsín en la Casa de Gobierno, acompañado por decenas de miles de personas, convocadas por todos los partidos políticos del arco democrático y por organizaciones sociales, entre las cuales organismos consagrados a la defensa de los derechos humanos. El informe se publicó en forma de libro, con el título “Nunca Más”. Cuando recorremos sus páginas se nos asoman historias, nombres, de los casos en que la represión ilegal se ensañó sobre estudiantes o sobre otras personas que en su mayoría no habían llegado a los 30 años de edad. En muchos casos, sobre adolescentes. Aparecen por ejemplo, los nombres de Mario Osatinsky Solarz de 18 años y de su hermano José, de apenas 15. En 2003 el Equipo Argentino de Antropología Forense logró identificar como correspondiente a Mario Osatinsky uno de los cadáveres enterrados como NN en el cementerio San Vicente de la ciudad de Córdoba. Leemos también, en el Informe de la CONADEP, el nombre de Oscar Antonio Ramírez Caballero, de 18 años, paraguayo. Y el de Emilia Patricia Reñaco Haro, chilena también desaparecida a los 18 años. Tenían también 18 años Miguel Romaniuk, desaparecido en la localidad chaqueña de San Bernardo el 11 de noviembre de 1976 y María Elena Romero Garat, secuestrada en Bahía Blanca el 16 de diciembre de ese mismo año y desde entonces desaparecida. Antes, el 5 de noviembre, había sido secuestrado en Santos Lugares, provincia de Buenos Aires, Juan Carlos Rosace Labate de 18 años. Bettina Tarnopolsky tenía sólo 16 años cuando fue secuestrada, junto a varios miembros de su familia, sus padres, su hermano Sergio, soldado conscripto en la ESMA y la esposa de este Laura en Buenos Aires, el 15 de julio de 1976. Desde entonces permanece como desaparecida. Mónica Tresaco Mena tenía 17 años cuando fue secuestrada en Banfield el 2 de agosto de 1977, a los 17 años. También tenía 17 años Noemí Concepción Ramos, alumna del Colegio Normal 4 de la ciudad de Buenos Aires, cuando fue detenida junto con su hermana Diana, estudiante de Ciencias Exactas y el esposo de esta Eusebio Vera, paraguayo, en la casa el matrimonio, adonde había llegado Noemí luego de la fiesta de la primavera, el 21 de setiembre de 1977. Sólo fue dejado el pequeño Camilo, que recogido por unos vecinos fue entregado a sus abuelos.
Los nombres de los estudiantes de La Plata detenidos- desaparecidos el 16 de setiembre de 1976, en el episodio que se recuerda como La Noche de los Lapices, también aparecen en las listas del Informe, anexas al libro Nunca Más: María Claudia Falcone (16), María Clara Ciocchini (18), Claudio de Acha (17), Daniel Racero (18), Horacio Ungaro (17) y Francisco López Muntaner (16). Y en esa lista leemos también los nombre de Rubén Benchoam, Juan Carlos Mártire y Mauricio Weinstein, estudiantes del colegio Carlos Pellegrini, detenidos y desaparecidos.
De estos estudiantes se hace memoria en la película Flores de Setiembre, como de los estudiantes platenses en el libro y el filme La noche de los Lápices. La fecha de su secuestro ha sido consagrada como el Día de los Derechos de los Estudiantes Secundarios. Esta semana, como cada 16 de setiembre, hemos homenajeado a los jóvenes que en La Plata y en tantos otros lugares de la Argentina, en los colegios, en los talleres, en las calles, lucharon por un país, una sociedad, un mundo más justo, más libre y más fraterno. La conmemoración colectiva de sus vidas jóvenes tronchadas por la represión ilegal e inhumana es también el compromiso por esforzarse cada día por alcanzar ese mundo con el que ellos soñaron. Un mundo en que impere la justicia, la paz y la libertad.