23 de agosto. Conmemoración del Éxodo Jujeño.

Hoy, 23 de agosto, la provincia de Jujuy es Capital Honorífica de la Nación Argentina, como cada año en esta fecha. Así lo dispuso la Ley 25664, sancionada por el Congreso de la Nación en el año 2002. Se honra de esa manera al pueblo jujeño, protagonista de una de las gestas heroicas de la lucha por la independencia: el llamado Éxodo Jujeño. Manuel Belgrano se había hecho cargo del Ejército del Norte en marzo de 1812. Era un ejército desmoralizado tras la derrota sufrida en la batalla de Huaqui, en junio del año anterior. Lo integraban alrededor de 800 soldados, sin armas suficientes ni recursos, semidesnudos, afectados por el paludismo. Belgrano estableció su cuartel general en la ciudad de San Salvador de Jujuy y emprendió la tarea de reorganizar el ejército. Reclutó soldados hasta alcanzar una tropa de 1500 hombres, llamando a las armas a todos los ciudadanos entre 16 y 35 años. Creó diversas compañías, entre las cuales un cuerpo irregular de caballería, los Patriotas Decididos, al mando del teniente coronel Eustoquio Díaz Vélez. Manuel Dorrego llegó con 400 fusiles, que fueron de gran utilidad para completar el armamento. El Triunvirato ordenó la retirada del Ejército del Norte hasta la ciudad de Córdoba, donde se le unirían fuerzas procedentes de Buenos Aires.

El ejército realista, al mando de José Manuel de Goyeneche, avanzaba desde el Alto Perú con su dotación de 4000 hombres. Las ciudades de Cochabamba, Chuquisaca, Oruro y La Paz fueron ocupadas. A fines de julio de 1812 Belgrano dictó un bando dirigido a todos los pueblos de Jujuy. Ordenaba aportar al ejército todas las armas de chispa y las municiones y denunciar a los que las tuvieran y permanecieren indiferentes a la orden de entrega. Ordenaba a los hacendados sacar las vacas, los caballos, las mulas, las ovejas y las cabras de sus estancias y llevarlos hacia Tucumán. A los labradores les ordenaba cosechar con urgencia y llevar todo lo depositado y lo recién cosechado. A los comerciantes que enfardaran las mercaderías y llevaran todo. El bando informaba que lo que quedara sería quemado, sin importar en poder de quién estuviera y a quien perteneciera. Anunciaba los más graves castigos para quienes no cumplieran lo ordenado. La población acató la medida a partir de los primeros días de agosto.

Del éxodo participaron aproximadamente 1500 personas de un total de 2500 a 3500 con que contaba la ciudad y jurisdicción de Jujuy. La población efectuó un largo trayecto de 360 km hasta Tucumán. Las fuerzas al mando de Díaz Vélez quedaron a la retaguardia. La marcha cubriría 50 km diarios para buscar cobijo hacia el oeste.

Los pobladores que partieron desde Humahuaca el 21 de agosto, el 23 ya se encontraban en las adyacencias de la ciudad de Jujuy. El ejército patriota finalmente comenzó también su retirada ese 23 de agosto, en horas de la tarde. Belgrano fue el último en dejar la ciudad deshabitada y los campos arrasados.

Los realistas pretendieron cortar la retirada del ejército patriota. Alcanzaron a la columna de Díaz Vélez sobre el río de Las Piedras, entablándose combate el 3 de septiembre. Los patriotas lograron la victoria. El jefe realista coronel Huici, fue hecho prisionero.

El éxito obtenido en el combate de Las Piedras alentó a Belgrano a detener la marcha y hacer frente al ejército realista en Tucumán. Comunicó esta decisión al Triunvirato, pero este le confirmó la orden de seguir viaje hacia Córdoba. Cuando esa orden llegó, el ejército comandado por Belgrano ya había vencido en la batalla de Tucumán y había obligado a las tropas realistas a retroceder hacia el norte. De ese modo, los independentistas recuperaron el control de esa región, control que se hizo completo con una segunda victoria en la batalla de Salta.

El general Belgrano donó la bandera creada por él al Cabildo de Jujuy el 25 de mayo de 1813, como premio y homenaje a ese pueblo que lo acompañó en el éxodo del 23 de agosto de 1812 y que posibilitó los triunfos de Las Piedras, Tucumán y Salta.

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