El indígena guaraní Andrés Guacurarí fue adoptado como hijo por José Artigas en 1811. A partir de ese hecho se llama Andres Guacurarí y Artigas, más conocido como Andresito Artigas. A las órdenes de Artigas, el Protector de los Pueblos Libres, Andrés Guacurarí luchó contra las fuerzas extranjeras que invadieron el territorio misionero, y en la defensa de los principios federalistas. Andresito fue designado por Artigas en 1815 Comandante General de Misiones, cargo que ocupó hasta 1816. Debió enfrentar la ocupación paraguaya de las misiones más acá del Paraná. Andresito con su improvisado ejército recuperó Candelaria y posteriormente los pueblos de Santa Ana, San Ignacio Miní, Loreto y Corpus.
Asumió el gobierno de Misiones con el cargo de Comandante General. Los Cabildos indios volvieron a funcionar regularmente durante su gobierno. Se encargaron de administrar las estancias y yerbatales y comerciar con las demás provincias.
Instaló una fábrica de pólvora en Concepción. Ordenó la construcción de rústicos hornos para fabricar chuzas. Toda su organización fue interrumpida por la invasión portuguesa.
Procuró la reconquista de las misiones Orientales, para ello instaló una fábrica de pólvora y reorganizó su ejército.
Marchó con mil hombres desde Santo Tomé en 1816. Triunfó en Sao Joao Vello y en Rincón de la Cruz y recibió la adhesión de los pobladores de la región. Los portugueses volvieron a atacar en 1817. Por órdenes del gobernador de Río Grande do Sul, saquearon e incendiaron los pueblos de Yapeyú, La Cruz, Santo Tomé, Santa María y Mártires. Saquearon también Apóstoles, San José y San Carlos y llevaron cuanto había de valor.
Dos veces más atacaron los portugueses pero los ejércitos de Andresito los derrotaron en Apóstoles y San Carlos.
Andrés Guacurarí restableció la autoridad federal en Corrientes, provincia que gobernó hasta abril de 1819. Reorganizó el gobierno civil. Ningún pueblo dejó de tener autoridad constituida. Había un enfrentamiento entre el patriciado de las ciudades capitales y las masas rurales. La sociedad correntina estaba acostumbrada, desde la época colonial, a encomiendas donde no existían los sueldos y se trabajaba por la comida; a los hijos se los tenía en las casas de viejas familias como “criados”, con la paga del plato diario. Los indios y los esclavos eran la base de todas estas actividades. Andresito se abocó a la tarea de liberar indios y esclavos.
Realizó el reparto de tierras a los que las necesitaban y a los que las querían para trabajarlas.
En 1819 Andresito volvió a la lucha; con su ejército de indios y criollos abatió guarniciones enemigas y tomó posesión de los pueblos de las misiones orientales. Pero el ejército portugués era mucho más fuerte y ya Andresito no pudo establecer contacto con Artigas. Derrotado y hecho prisionero, fue llevado a las cárceles de Porto Alegre a pie y luego a la isla Das Cobras. La prisión de Andresito significó la dispersión de los pueblos indios y la consolidación del poder portugués en las misiones orientales. Luego de obtener un indulto, en julio de 1821 Andrés Guacurarí fue enviado a Montevideo. A partir de esa fecha se pierden sus rastros. No se sabe si murió en Montevideo, si volvió a Misiones, si murió en el viaje, si fue envenenado en la prisión. Lo que si se sabe es que su acción esclarecida y valiente al frente de su pueblo permitió que la provincia de Misiones quedara en nuestra patria.. |
Andrés Guacurarí y Artigas, el comandante Andresito, asumió los valores de su pueblo guaraní, defendidos y enriquecidos en la organización comunitaria de las misiones, ejemplo de hasta dónde puede llegar una comunidad humana cuando se aprecian sus valores y sus capacidades. Él personalmente asumió el aprendizaje de su propia lengua guaraní y de su música y de otros idiomas (hablaba y escribía en español y portugués) y modos musicales de procedencia europea. Cuando debió gobernar, rescató las instituciones de participación comunitaria y promovió el acceso a la propiedad y a la participación en las riquezas y proclamó la libertad de los indios y de todo el pueblo. Luchó firmemente con sus hermanos contra la invasión de los portugueses esclavistas y en esa lucha empeñó su libertad y su vida. Así lo decía su proclama a los pueblos de las Misiones orientales: “Yo vengo a ampararos, vengo a buscaros, porque sois mis semejantes y mis hermanos. Vengo a romper las cadenas de la tiranía portuguesa, vengo por fin a que logréis lo que los portugueses os han quitado en 1801 por causa de las intrigas españolas. Ea pues, compaisanos míos, levantad el sagrado grito de la libertad, destruid la tiranía y gustad del deleitable néctar que os ofrezco con las venas del corazón que lo traigo deshecho por vuestro amor”. Firmado: Andrés Guacurary y Artigas. |